La espada katana fue adoptada por primera vez como hoja de samurái a finales del siglo XIII. Desde entonces, las katanas se han convertido en un símbolo emblemático de la tradición samurái japonesa. Caracterizadas por una hoja larga y curvada (de hasta 37 pulgadas) con un solo filo hacia fuera, las katanas japonesas se diseñaron para permitir un combate rápido e íntimo; lo ideal era que el portador pudiera desenvainar la katana y cambiar a un golpe mortal en un movimiento rápido y fluido.
Hoy en día, las espadas japonesas (Nihontō) son muy codiciadas por los coleccionistas, que las consideran importantes reliquias históricas. La hoja de la katana, en particular, es admirada por encarnar la cultura samurái: refinamiento en los modales unido a una increíble ferocidad.
La historia de la espada Katana
Las raíces del modo de vida samurái se remontan a hace más de mil años en Japón. La katana es una innovación algo tardía en su historia; otras espadas japonesas, como la tachi o la chokuto, se utilizaban antes del siglo X.
Las katanas se desarrollaron en 1281, durante la conquista de Japón por Kublai Khan. Las viejas hojas resultaron ineficaces en combate contra la caballería montada de los mongoles, ya que se astillaban o rompían contra la armadura de cuero endurecido de los invasores. Los espadachines se vieron obligados a experimentar para encontrar un arma lo bastante afilada como para perforar las armaduras, pero lo bastante duradera como para poder utilizarla de forma fiable durante toda la batalla. Su solución final fue la katana. La superioridad de la katana permitió a los samuráis hacer lo que ningún ejército, desde China hasta Polonia, pudo lograr durante la campaña de Kublai Khan: resistir eficazmente al ejército del conquistador.
Diseño de espada katana
Las katanas tradicionales se distinguen por la presencia de un hamon, un efecto visual ondulante que recorre toda la longitud de la hoja. El hamon es un subproducto de la fusión del acero rígido que recorre el filo de la espada y la “columna” más elástica del filo romo. Esta combinación, lograda mediante el tedioso proceso del templado diferencial, permite que las piezas bien fabricadas conserven un filo afilado sin volverse excesivamente quebradizas, como ocurriría si la hoja estuviera hecha de un solo tipo de metal. Por ejemplo, el primer milímetro de una espada katana del siglo XVI fabricada por un maestro puede considerarse hasta cuatro veces más duro que el acero del otro “lado” del Hamon.
Los fabricantes modernos del mercado de masas a menudo intentan replicar la apariencia de un Hamon grabando la superficie de la hoja. Por lo general, estas piezas no se construyen de la manera descrita anteriormente, sino que consisten en una sola pieza de acero modificada estéticamente, por lo que son mucho menos duraderas y deseables.
Además de la propia hoja, una katana completamente equipada incluye la empuñadura (Tsuka), el pomo (Kashira), la guarda (Tsuba) y la vaina de madera lacada (Saya). Estas piezas solían reflejar la moda de su portador. Como resultado, hay muchas diferencias ornamentales entre las katanas. Algunas incluyen accesorios, como navajas u horquillas, guardados en compartimentos de la vaina. A menudo se incluían motivos de flores de cerezo como elemento decorativo, ya que esta flor era importante para el modo de vida samurái.
El declive de la cultura samurái
Al comienzo de su reinado, en 1868, el emperador Meiji trató de establecer un ejército al estilo occidental. Para ello, su gobierno comenzó a desmantelar todos los códigos legales que habían consagrado a los samuráis como la clase elitista de Japón desde el siglo XII. En aquella época vivían en Japón 1,9 millones de samuráis.
A lo largo de la década de 1870, se promulgaron una serie de edictos para debilitar lentamente las tradiciones del sistema feudal en el que prosperaban los samuráis. En primer lugar, se fomentaron los peinados occidentales entre los guerreros que tradicionalmente llevaban moño. Unos años más tarde, el gobierno creó un ejército nacional en el que se permitía servir a jóvenes de todos los orígenes.
Ningún golpe fue más fatal para el código samurái que el edicto de abolición de las espadas de 1876, que prohibió llevarlas en público. Anteriormente, llevar el Daisho, una combinación de una espada larga (normalmente una katana) y una corta (como un wakizashi), era la marca que distinguía al samurái del civil medio. Sin la hoja de la katana, la distinción entre plebeyo y guerrero se volvía borrosa y, en última instancia, irrelevante. La espada hacía al samurái; sin ella, dejaba de existir.
Durante la era Meiji, muchos fabricantes de espadas se vieron obligados a cerrar o cambiar de producto. Las espadas producidas en masa, conocidas como guntō, se entregaron a los oficiales del nuevo ejército occidentalizado. Estas espadas suelen estar etiquetadas con un número de serie, en lugar de la firma de un artesano, y fabricadas con materiales de calidad inferior, como el acero inoxidable. Los coleccionistas de hoy en día pueden seguir considerando interesantes estos ejemplos, pero son mucho menos valiosos que la espada katana y otras espadas tradicionales de épocas anteriores.
Almacenamiento y embalaje de hojas de katana
Cuando la hoja de una katana no está expuesta, se suele guardar en estuches más sencillos. Estas cajas de madera sin decorar se denominan shirasaya y constan únicamente de una vaina y un mango sin decorar. No hay que subestimar la necesidad de una vaina resistente y de buena calidad, ya que las katanas pueden deteriorarse con el tiempo si no se guardan y cuidan adecuadamente. La grasa de las manos hace que el metal se oxide, por lo que tradicionalmente se utiliza aceite choji para limpiar la hoja después de manipularla. Además, la hoja de la katana debe “airearse” de vez en cuando para evitar que se forme moho en la superficie.
Valores de la espada katana
Al comprar una katana totalmente ensamblada, asegúrese de comprobar el valor de cada componente individualmente, ya que no reflejan necesariamente la calidad o antigüedad de la hoja en sí. Es posible comprar componentes individuales si se desea volver a montar una espada.
Hoy en día, es muy raro que una obra maestra histórica salga al mercado, ya que muchas se guardan en museos o se consideran reliquias familiares y pasan de generación en generación. Algunas de las espadas katana de museo más conocidas son tan valiosas que su venta está prohibida por ley. Cuando las espadas samurái katana antiguas aparecen en el mercado, estas piezas raras y bellamente elaboradas pueden alcanzar precios superiores a las seis cifras. En 1992, una hoja única del siglo XIII se vendió en una subasta por 418.000 dólares. Fue el Nihonto más valioso jamás vendido.
Las katanas tradicionales siguen fabricándose en Japón por artesanos que utilizan materiales y técnicas premodernos. Los herreros legendarios se esforzaban al máximo para crear hojas de la mayor calidad posible, y algunos maestros modernos continúan este legado hoy en día. Estos practicantes de la fabricación tradicional de espadas japonesas sólo pueden obtener una licencia tras un aprendizaje de al menos cinco años, por el que no reciben compensación económica.
Por otro lado, los fabricantes modernos a menudo reproducen la apariencia de una espada katana utilizando técnicas inferiores. Las espadas fabricadas a máquina suelen ser ornamentales y tienden a romperse si no se utilizan para exhibirlas.
Las hojas de katana forjadas por maestros modernos son de una calidad excepcional en comparación con la mayoría de las reproducciones hechas a máquina, por lo que las autoridades modernas las consideran katanas “auténticas”. Mientras que una pieza de tamaño medio fabricada a máquina puede valorarse en unos pocos cientos de dólares, una katana moderna auténtica puede superar fácilmente los 10.000 dólares.